Mientras
el cuerpo de Ukemil se incineraba por la lava este gritó con sus últimas
fuerzas: “¡Jamás podrán vencernos, ya tenemos de nuestro lado a nuestro campeón
que liberará a los príncipes elementales, muy pronto Tharizdun vendrá a
salvarnos!” La batalla fue dura pero por fin el grupo pudo destruir por
completo el templo del fuego, mientras se curaban y descansaban de la batalla,
el grupo discutió sobre los próximos pasos a seguir, todos opinaron sobre que
templo debían destruir después y luego de una planificación decidieron ir al portón
principal y dirigirse al norte en búsqueda del templo de la tierra esto por dos
razones, la primera que con la destrucción del templo del aire y del fuego
intuyeron que el templo del agua era ahora el templo más fuerte de los
restantes y en segundo lugar, podrían usar todavía el templo del agua como
aliados si el templo de la tierra resulta muy fuerte.
Una
vez los héroes llegaron al portón principal, vieron como varios sauriones habían
tomado los terrenos destruidos, los sauriones tenían armaduras del ojo
elemental arcano y en sus pechos tenían pintado un triángulo marrón
perteneciente al templo de la tierra, los aventureros desenfundaron las espadas
pero los sauriones al ver al grupo lanzaron un ataque fiero en contra de los héroes,
pero fueron eliminados sin dar mayores complicaciones.
Los
héroes continúan explorando las cavernas de templo de la tierra eliminando las
criaturas que se presentan, una manticora, una troglodita femenina quien tenía
de guardia elementales de tierra, y más cultistas que no fueron adversarios
dignos para los héroes, pero todo eso cambió cuando llegaron al templo de la
tierra, una vez se adentraron al lugar, los cánticos pronunciados con palabras
que una boca humana le sería muy difícil de formular invaden toda la cueva
junto con un olor a arcilla y sangre, mientras un zigurat de tres escalones se
elevaba sobre el suelo blando y varios
cultistas encapuchados realizaban un ritual sacrílego trayendo con la muerte de
la víctima apostada en la mesa una criatura amorfa con una piel pétrea solo
vista en pesadillas, provista
de una boca descomunal que al ser vista por nuestros héroes estos desenvainan
sus armas y se disponen a atacar.
El
inicio de la lucha fue sencilla mientras Adgamis lanza sus conjuros y Jon sus
flechas a los cultistas los enemigos golpean los tambores en búsqueda de ayuda,
Guts atraviesa el grupo de enemigos y se encara frente a frente con la
aberración, pero cuando Azgheda y Tauriel fueron a actuar más enemigos llegaron
por la retaguardia, un grupo de sauriones y un mefit de tierra comandados por
un saurión de armadura oscura con un triángulo negro tatuado sobre su frente
guiado por múltiples ciempiés gigantes quien gritando a los cuatro vientos
reclama a los héroes por la intromisión del lugar: “Malditos imbéciles, ¿Cómo se
atreven a profanar el templo de la tierra?, yo el poderoso Uskathoth
personalmente sacaré la sangre para mis rituales de sus fríos cadáveres”
Inmediatamente
un poderoso saurión ataca a Azgheda con una espada que lanzaba esquirlas de
piedra mientras la ondeaba con cada ataque, la druida transformada en oso polar
logra resistir el ataque enfrentándose al fiero guerrero y los ciempiés que
lograban rodear cada parte de su pelaje.
Tauriel
se enfrenta al sumo sacerdote pero el fiero saurión lanza una maldición a la
asesina, y cuando ella intenta sobreponerse un fuerte hedor proveniente de
Uskathoth la deja inconsciente.
Adgamis
una vez elimina a los clérigos del ritual ayuda a Azgheda eliminando los ciempiés,
mientras Guts termina asesinando a la criatura deforme, Jon aprovecha y lanza
varias flechas al sumo sacerdote que son impactados cayendo muerto por las múltiples
heridas, por su parte Azgheda devora al guerrero saurión dando por terminada la
batalla.
Luego
de revisar los cuerpos y el lugar, el grupo descubre tres prisioneros en los
que se encontraba una elfa y dos humanos, que muy agradecidos abandonan el
grupo, los héroes le entregan parte de las armas de los sauriones al grupo y
piden a la elfa que los proteja en el regreso de sus hogares, al final Adgamis
lanza un conjuro de desintegrar en la plataforma triangular destruyendo así
otro templo más.
Continuando
con el camino, el grupo logra eliminar con facilidad a los miembros que
cuidaban la puerta del aire compuesto por varios humanos, un ogro de tres
brazos descrito en los libros del grimorio de Boccob como Atach, un can
trasguero, una quimera formada por partes de león, carnero y la cabeza de un dragón
blanco, comandadas por un enano oscuro (Duergar) de nombre Oamarthis quienes en
su desesperación piden clemencia a los héroes, pero los aventureros no
mostraron clemencia a sus enemigos frente a los horrores que han presenciado en
las otras facciones.
Ahora
solo queda un templo y nuestros aventureros limpiando la sangre de los enemigos
continúan al norte se dirigen a destruir a sus antiguos aliados
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